Tudela, Navarra
Dos años en Tudela: Un hogar inesperado y manos amigas
«A veces, un gesto pequeño puede cambiarle la vida entera a alguien.»
Esta etapa de mi vida la pasé cerca del río Ebro, en una colina a las afueras de Tudela. Llegué sin planes, sin dinero, con una tienda de campaña a la espalda y con lo que la vida me echaba encima. Y como muchas veces pasa, apareció el destino. O mejor dicho, una buena persona que se fijó en otra.
Ese hombre se llamaba – o le decían – Chami. (o Chemi?)
Ya era mayor, y quizá hoy ya no esté entre nosotros.
Nos conocimos por pura casualidad a la orilla del río Ebro. Empezamos a hablar, y al poco rato me llevó en coche por una carretera hacia los montes.
Encuentro con Chami y el Viejo Corral
Chami me explicó que por allí a veces pasaban los rebaños y que de vez en cuando alguien dormía allí, pero que normalmente estaba vacío. Me dijo:
«Si quieres quedarte, quédate. Nadie te va a echar de aquí.»
Y tenía razón.
Me quedé por varios meses sin rechazo, y con el paso del tiempo, todo eso se convirtió en un hogar…
Primeros Pasos: Del Corral al Restaurante del Polígono
Desde el corral al pueblo, o al polígono, había unos 4 kilómetros. A los pocos días, conseguí una pequeña chamba en un restaurante del polígono industrial. Ayudaba en la cocina, limpiaba, y trabajaba unas horas a la semana, los viernes por la tarde.

El dueño, José María, no necesitaba ayuda.
Simplemente quería echarme una mano.
Me daba comida cada día, a veces una botellita de vino, y algo de dinero.
Para mí, eso era muchísimo.
De la Cocina al Taller: Nace una Nueva Oportunidad
Ese restaurante era frecuentado por su amigo Jesús Navas, dueño de un taller mecánico. Al saber que yo era soldador y herrero, me ofreció una oportunidad para probarme. Y la aproveché.

Así empecé a trabajar en el taller Automoviles Navas Navas,
junto con Jesús, su hijo Jesús y su hermano Gabriel, un gran tipo de corazón abierto, manos firmes y un excelente pintor de coches.
De compañeros pasamos a ser buenos amigos.
Empezar a Vivir de Nuevo
Me pagaban justamente y gracias a eso pude comprar mis propias herramientas, mi bici, mis zapatos, un panel solar, una batería, y mejorar el corral.
Lo mejor de todo: recuperé la esperanza.
Al cabo de un tiempo, incluso me compré un Vespino 50cc, que me llevó a la siguiente etapa – el símbolo del nuevo capítulo de mi vida en España.
Comida, Calor y Corazón: Una Familia que Acogió

Bar – restaurante Poligono, Tudela.
Al lado del taller había un pequeño restaurante familiar, propiedad de Jesús.
Allí trabajaban: su yerno Nacho, su esposa y su hija, y yo nunca pagué ni un „duro„.
Siempre me invitaban a comer, incluso me daban comida para llevar si había sobras.
Siempre había tortilla, comida, café y, sobre todo: una mesa acogedora y una sonrisa.
Eso también cuenta.
Tuve trabajo, comida, y sobre todo: me sentí acogido.
❤️ Dedicado con Gratitud a la Familia Navas ❤️
Todavía hoy tengo contacto con Gabriel por Facebook. Y aunque el mayor Jesús no era de internet y no volvimos a hablar, quiero dejar por escrito lo que llevo dentro:
Gracias Jesús, gracias Gabriel. Gracias por acogerme como uno más.